Leticia es una ciudad de, aproximadamente, cuarenta mil habitantes, situada en la punta más meridional de Colombia, rodeada de la gran selva tropical del Amazonas, frente al río Amazonas y contigua a las ciudades de Tabatinga (Brasil) y Santa Rosa (Perú). Desde su fundación en 1867, la ciudad se ha desarrollado como el principal centro urbano de la zona del Amazonas.

A pesar de estar aislada de las principales vías de comercio, es el centro comercial más importante en la zona fronteriza con Brasil, Perú y Colombia, lo que hace de esta zona un imán para todos los pueblos de la zona, que en su gran mayoría son indígenas de diferentes grupos étnicos. Representan en su totalidad más de un 70% de la población, que acuden a Leticia en busca de mejores ofertas de empleo, educación, asistencia médica y otros servicios públicos y sociales.

Teniendo en cuenta dicha dinámica y la infraestructura actual de la ciudad, los gobiernos locales cuentan con una capacidad inadecuada e insuficiente para satisfacer las necesidades de la población urbana que crece a pasos agigantados. Para la población inmigrante, factores como la escasez de viviendas y las políticas de planes de gestión de tierras que limitan la expansión urbana, hacen que se vean forzados a unirse a los miles de personas que viven en asentamientos informales en las afueras de la ciudad. Se encuentran, sobre todo, situados en zonas de riesgo como en terrenos inundables en la orilla del río Amazonas, en arroyos o en la frontera con Tabatinga, donde ambas ciudades concatenan en una tierra de nadie.

Por otra parte, Leticia se encuentra situada en el centro de uno de los ecosistemas con una biodiversidad más rica del planeta, que hace de ella el segundo destino turístico más popular de Colombia y el primer destino para investigadores de diferentes ámbitos interesados en las características biológicas y culturales de esta región. La tensión constante entre el inevitable crecimiento urbano de Leticia y la necesidad de preservar la selva tropical amazónica y su inmensa biodiversidad y la riqueza cultural hace que sea más relevante y urgente explorar diferentes formas de habitar el territorio, construir asentamientos humanos sostenibles, cultivar la tierra para mejorar la autosuficiencia y alcanzar la prosperidad para su pueblo a la vez que se mantiene un bajo impacto en el equilibrio natural.